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LOS CADÁVERES EXQUISITOS

Cena del viernes 14 de diciembre de 2007, Palabras en el Tintero.

Como todos los viernes Palabras en el Tintero se reúne a las seis de la tarde en la tetería Pokhara de Fuenlabrada. El viernes catorce de diciembre, era especial, teníamos la cena de Navidad. La tarde transcurrió amena con Bertolt Brecht y las distintas opiniones sobre lo que es arte.

Cuando llegó nuestra compañera Cenit nos fuimos a cenar a un restaurante turco, la comida estaba buena pero en el lugar hacía mucho frío y al terminar decidimos marcharnos a otro lado. Era una cafetería llamada La gata azul, yo nunca había entrado a ese sitio y me quedé fascinada con el mobiliario, el único inconveniente, si es que se le puede llamar así, era que la música estaba más alta de lo normal a lo que estamos acostumbrados en nuestra tetería habitual, pero no nos preocupó mucho porque nos lo pasamos muy bien. Una vez acomodados, nos animamos a jugar a “Los cadáveres exquisitos”, un entretenimiento de los surrealistas de principios de siglo veinte. Se trata de un viejo juego de mesa llamado “consecuencias” en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después se la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración. Cada persona sólo podía ver el final de lo que escribió el jugador anterior. El resultado de nuestro juego fueron cinco historias a cual más surrealista y disparatada. Finalmente, como “Los cadáveres exquisitos” también pueden ser con dibujos decidimos darle nuestro toque personal: cada uno hizo un dibujo sin ver los de los demás y después viendo el conjunto de las imágenes cada uno tuvo que escribir algo sobre lo que veía. En resumidas cuentas, fue una noche divertidísima donde no se podía parar de reír. Aquí te dejamos nuestras historias.

EL PERRO DE SAN ROQUE

El perro de San Roque no tiene rabo. Su nieto había cogido la navaja del zurrón, había ido al patio y el ladrido del perro despertó a toda la familia. Ramón fue siempre un niño muy violento, años después su abuelo recordaría cómo destripó a su primera víctima. Después todo blanco, azul, amarillo, morado, finalmente negro...¿Negro? No se, a mí no me lo preguntes. En este momento es azul ¿Creo? Pero no me hagas mucho caso. Sí, el amor es azul como el mar azul. Tu amor es así, yo lo siento del color del mar que acompañó los días de mi infancia. El mar hermoso, como lindo es tu amor. Del mar que ahora me rodea. Del mar que es mi compañero en esta soledad que elegí huyendo de ti, buscando encontrarme en el infinito azul. Pero la huída nunca es el remedio, tengo que enfrentarme a la idea de que ya no estás aquí y aprender a caminar sólo por la vida. Para buscar el camino que me lleve a ti, ¿Qué camino elegir?¿Qué decisión tomar? Vivir, morir...la muerte, la vida ¡Qué más da! Te encontraré. Haré el pino y meditaré; meditaré hasta llegar a ese lugar donde estás. Porque estás en mis sueños, aunque tengo la esperanza de que algún día te hagas realidad. Siempre deseé tener un nieto, pero no pude obligar a mi hijo a que continuara con ella. Con razón me dijo que si quería un niño en casa, podía haberlo pensado antes y haberlo tenido yo, por desgracia ya era demasiado tarde.

LA LUZ DE LA LUNA

Cuando la luz de la luna le iluminó el rostro, sabía perfectamente que la puerta de un futuro distinto estaba entreabierta a partir de las doce de la noche. De día lo vio todo mucho más claro y se volvió a esconder en su casa. Se aferraba a la luz del sol, gritaba, chillaba, clamaba al cielo su soledad sonora. Los sonidos llegaban por doquier, de norte a sur y de este a oeste. Me ví en la encrucijada, estaba rodeado, sin escapatoria. No quedaría más remedio que entregarme a los agentes de la policía. Sólo tenía una salida, tirarme por la azotea y tener fe en que volaría, que mi sueño era una realidad. Creer que mi confianza era suficiente para surcar el aire. Y así lo hice y volé, volé y subí, subí hasta rozar las nubes, los pájaros me acompañaban en el viaje, un viaje que aún continúa y continuará para siempre. Cuando un extintor se te cae en el pie, no piensas en nada más que en dolor. Y en ese momento te olvidas de todas tus angustias y pesares. Aunque sea por un breve instante. Miras al cielo, ves las estrellas y buscas las constelaciones que aprendiste en el campo; sabían como no perderme una noche sin luna. Sobre todo con la compañía de un ser tan especial como tú, nunca pensé encontrarte en mi camino. ¿Te apetece llegar a la meta conmigo? No le apetecía llegar a la meta con él, porque pensaba que después ya no le volvería a ver.


EMBRIAGADORA NOCHE SUREÑA

Embriagadora noche sureña, comiendo macedonia de trufillas, empanada y alfajores. Vinieron todos los recuerdos de la infancia, una infancia feliz con mi familia como en estas navidades. Me embriaga la dulce brisa esta noche, aquí en el porche de la casa de los viejos. Mis padres saboreaban cada segundo en familia como si fueran las últimas fiestas. El olor del dulce seguía en mi boca, quería recordar ese momento para cuando fuera mayor tenerlo grabado en mi mente; llenando el presente de un pasado que en su día tuvo mucho peso. El tiempo pasó y hoy recuerdo con nostalgia las fiestas navideñas en el hogar paterno. Hoy estoy solo, con la compañía de unas viejas fotos y sé que mi final está cerca. Tan pronto como los primeros árboles florecieron mi vida empezó a apagarse, no temo, no sufro, ni tampoco sé exactamente si algún día existí, pero sé que os encontraré. Y el vacío se llenó como se llena un cuenco de fruta. El aire se llenó de ese olor. Mi mente voló y recordó el día que nos conocimos, en la fila del buffet a la altura de los postres, vuestras manos se posaron sobre la misma manzana, nos miramos y sonreímos con vergüenza. Pensé que nunca descubriría el amor, que a mi edad sería imposible encontrar el príncipe azul que había leído en mis cuentos de la niñez. Por fin encontraría el calor, en mi cama, cada mañana.

GATO AZABACHE
Los escarabajos de color marfil se agolpaban en la cabeza de un gato azabache a la luz de la luna. La noche siguió tranquila, sin pausa. Las tapias fueron ocupadas por búhos y demás animales nocturnos. Desde mi cama y a través de mi ventana sentí un escalofrío que recorrió mi cuerpo de los pies a la cabeza y no pude conciliar el sueño. Toda la noche observé aquellos animales y me sentí pequeño e insignificante. No pensé que la época de los dinosaurios fuera tan distinta a los libros de la escuela. Cuando pedí mi deseo no pensé que se cumpliría. Mi abuelo decía que los sueños y los deseos sólo se cumplen si se cierra fuerte los ojos. Y cuando abrí los ojos el dinosaurio aún continuaba allí. Aquella experiencia me enseñó a no pedir cosas imposibles porque a lo mejor algún día se pueden cumplir. Hoy me conformo con mi vida monótona y triste, no sé, quizá algún día me atreva a desear…A desear pasear en un elefante morado por la Gran Vía de Madrid o montarme en un pájaro y volar, sentir, soñar. Engullirme en el fondo del océano y descubrir los secretos más profundos. Del océano de tu alma que es más rica que un tesoro. Me lleno de ti y siento que la felicidad es mía cuando estás a mi lado y cuando te pienso. Nunca pensé que tus ojos fueran magia para mi corazón, calor en mi pecho. Pronto cambié de idea, tan pronto como vi que sólo perseguías que alguien te cuidara. Conmigo no cuentes cariño, búscate otra nani. Chao, mi amor.

LA NOCHE OSCURA

La noche oscura aterra a los inseguros. El día amanecía claro y soleado pero temía el futuro inmediato. No pudo aguantar por más tiempo. Ni un segundo más. Todo apuntaba hacia allá. Parecía que era mi destino, era evidente que tenía que acercarme y confesarte mi amor. Pero el rubor de mis mejillas, más el sudor en mis manos y ese escalofrío que recorría mi espalda, me impedía acercarme. Sufría cuando mirándote me descubrías, yo seguía mi camino, mirando al suelo, con las manos en los bolsillos. ¿Y por qué nunca me dijiste nada? Yo estaba loca por que me miraras y me dijeras algo, lo que fuera. Hoy ya es tarde ¿o no? Intenté hablarte con el lenguaje de la mirada. Lo siento, no me mirabas; de reojo las cosas cambian. El árbol de navidad desprendía colores suaves, fugaces; las caras de la gente a su alrededor reflejaban alegría. Y a pesar de todo, yo me sentía triste, porque estás fechas me producen tristeza y melancolía. Recordar que el pueblo desapareció, que las aguas inundaron los recuerdos de cientos de familias; que el futuro era lo mejor para todos. No sabían que el dinero podía siempre con la unión de las personas. Por supuesto, el dinero lo puede todo, todo lo compra, compra conciencias, dignidad, orgullo, coraje...Todo menos EL AMOR con mayúsculas.Y ella le dijo: podrá comprar mi cuerpo, mi belleza, pero no olvide que lo de dentro será para quien yo elija; lo siento, para usted no está en venta. Él con voz ronca me dijo: sube al coche, señorita.

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